El nombre de Ingmar Bergman representa una obra cinematográfica fenomenal y legendaria producida durante más de cuatro décadas. Su influencia queda grabada en la mente de un incontable número de directores destacados desde Tarkovski y Allen hasta Almodóvar. El nombre del director muchísimas veces nominado y galardonado con los premios de la Academia e innumerables otros premios internacionales es un nombre fundamental del cine mundial. Os presentamos a Ingmar Bergman por medio de una de sus películas más famosas – El Séptimo Sello.

        Un caballero cruzado pasa por la Suecia del siglo XII gravemente afectada por la peste. Largos años de lucha por su religión extinguieron su fe. Vuelve a su patria, donde le espera la muerte. Figurativa- y literalmente. En la rebusca de su casa y de su Dios, le acompaña un escudero y un socio menos deseado – la Parca, que vino a tomar su vida. Al caballero le espera su última lucha – la lucha eterna contra el destino inmutable.

       En el drama medieval El Séptimo Sello,  Bergman nos ofrece una contemplación profunda sobre la existencia humana y el significado de la fe. Lo hace en una manera filosófica y al mismo tiempo artística, a través de una partida de ajedrez. El protagonista juega contra su oponente mortal para ganar tiempo y poder dar a su vida más sentido de lo que encontró en la lucha religiosa. Juega para calmar su sed de saber, para aclarar sus dudas. Pero ni siquiera afrontando la muerte descubre el secreto de la vida. En medio de los gritos de temor y dolor y del silencio de Dios, aparece su oportunidad para cumplir una hazaña  para la que su vida merecería ser vivida.

       La película es traspasada por visiones e imágenes apocalípticas. La sociedad medieval, muriendo de peste, atascada en una profunda crisis sospecha un cercano fin catastrófico del mundo. Bergman ambienta la acción en estas circunstancias para cuestionar la existencia del Dios y la responsabilidad y el papel del hombre en relación con él. O más bien al revés.

        El Séptimo Sello se podría clasificar como cine de terror filosófico – religioso.  La película origina en una obra de teatro que Bergman escribió durante sus estudios. El director-guionista emplea aquí muchos símbolos religiosos y bíblicos. El mismo título proviene del Libro de Apocalipsis y unos fragmentos de este libro aparecen también en el principio y en el final de la película. Muchas escenas se suelen categorizar por la crítica como inolvidables, sobre todo las del caballero jugando al ajedrez con la muerte o la escena final del danse macabre. La personificación de la muerte, interpretada de manera muy persuasiva por Bengt Ekerot, es uno de los personajes más influyentes e inspirativos de la segunda mitad del siglo XX, infinitas veces imitado y parodiado (por ejemplo por Woody Allen).  Cabe destacar también la actuación excelente de Max von Sydow en el papel del caballero Antonius Block.

      Por consiguiente, no hay menor duda de que se trata de una obra maestra en todos los aspectos. Aunque al espectador contemporáneo le puede parecer demasiado estática, la recomendamos a cada uno y cada una, que requiera del cine algo más que diversión o distracción.

Ivan Čalfa